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Mediumnidad - ¿Don o Castigo?

Mediumnidad - ¿Don o Castigo?
Publicado dia 4/21/2014 10:48:32 AM em STUM WORLD

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por Nadya Prem - [email protected]

​Traducción de Teresa - [email protected]

Me gusta usar la palabra mediumnidad para identificar el sexto sentido. Mi intención es ayudar a desmitificar su significado y a romper las barreras del prejuicio que se ha corporificado, mediante las creencias que se propagaron sobre la cuestión.
En Occidente, el término mediumnidad se popularizó con la doctrina espírita.
El Espiritismo ha traído a la superficie el mundo de los espíritus y su influencia en nuestra vida cotidiana.
Los esotéricos llaman canalización a la comunicación mediúmnica.
El médium siente la influencia de los espíritus, intermediando la comunicación entre el plano físico y el plano astral.
Siempre ha habido intercambio entre el espíritu encarnado y el desencarnado, desde nuestros ancestrales. Los chamanes siberianos practicaban el contacto con el mundo de los espíritus. Curanderos, hechiceros, sensitivos y brujas, según la época y la cultura, son algunas de las denominaciones dadas a los médiums.
La mediumnidad está presente en todos los seres humanos, aunque de modo inconsciente, en grados varios.
La práctica mediúmnica es un atributo natural de los seres aquí encarnados, con la diferencia de que algunos poseen la capacidad ampliada para ese contacto, mientras que otros encuentran obstruidos sus canales de comunicación y viven casi completamente ajenos a la naturaleza espiritual que los acompaña. Ignoran el potencial que guardan, velado en un mundo materialista y vuelto únicamente hacia los cinco sentidos.
La organización física, energética y astral define la condición de cada médium, para intercambiar entre los dos planos. Además, otros factores son determinantes en la cualidad mediúmnica, como la disposición mental, las creencias y el grado de consciencia.
De cualquier forma, algunos espíritus traen una mayor predisposición para el contacto mediúmnico en su constitución y eso es independiente de sus conceptos religiosos y espirituales, o de evolución espiritual.
Entonces, que la mediumnidad sea un castigo o un don dependerá del conjunto multidimensional del ser y del uso que éste haga de su sexto sentido.
Podemos sustituir la palabra castigo por aprendizaje. Todo sufrimiento es causado por la ignorancia, por desconocimiento de uno mismo. Un patrón mental enfermizo, que arrastra la ilusión del poder, del apego a las pasiones, del orgullo, son características del ego, que desconecta al ser de lo Divino.
El espíritu que trae de sus vidas pasadas el desajuste en sus cuerpos dimensionales, causado por su patrón mental, sus vicios y delincuencias, probablemente sufrirá las consecuencias funestas de su frecuencia vibratoria inferior, en esta vida.
Por ello su mediumnidad le parecerá un castigo. No obstante, es tan solo una consecuencia de su patrón energético en ese momento. Él sentirá la presencia de los espíritus sufridores con vibración semejante a la suya. Resultado de sus malas elecciones, su mediumnidad se convierte en un sufrimiento y también la oportunidad de alterar su sintonía, por la transformación interior, a través del autoconocimiento. Necesitará aprender a amar con intensidad capaz de alcanzar los corazones de los espíritus que lo acosan, reconectándose con el sabio maestro que habita en él.
Con el tiempo la transformación llegará y será redentora tanto para él como para los espíritus que le son afines.
Para otro espíritu la mediumnidad es un don, porque ya ha conquistado el dominio sobre sí mismo y la consciencia de su esencia espiritual.
La mediumnidad puede clasificarse como mediumnidad natural y mediumnidad de tarea.
La mediumnidad natural, presente en todos, es la que se amplía a medida que el espíritu progresa y expande su consciencia.
La mediumnidad de tarea se traduce en un compromiso asumido por el espíritu para el trabajo de auxiliar en la transformación espiritual del planeta y de la humanidad, a través de su mediumnidad, que está por encima de la media, así como de su grado evolutivo, transformándose en primer lugar a sí mismo.
En ninguno de los dos casos la mediumnidad es un castigo. La mediumnidad de tarea puede incluso considerarse como un rescate, pero nunca un castigo. Inclusive, todo espíritu que renace en la Tierra trae consigo una tarea que realizar y siempre la mediumnidad le acompañará en su ejecución.
Sea un médico, un administrador, un operario. Un padre, una madre, un hijo… Todos son influenciados por el plano espiritual.
Todo espíritu trae también algo que rescatar a través de su vida profesional y familiar.
La mediumnidad es un castigo para aquel que no la comprende y no la emplea debidamente.
Para que la mediumnidad no se convierta en un castigo, el médium tiene que estar en condiciones físicas saludables. Cuidar la alimentación, practicar actividades físicas, tener contacto con la naturaleza.
Tener consciencia de sus emociones y pensamientos, poniendo luz en sus propias tinieblas. Sus negatividades son oriundas de fijaciones mentales, traumas y vicios de esta y de otras vidas. Limpiar, higienizar su campo energético, día tras día, con una conducta positiva, evitando reaccionar y aprendiendo a proceder con discernimiento y sensatez.
La transformación interior, que en el Espiritismo denominan íntima, impone el autoconocimiento.
Despertar la consciencia, saliendo del automatismo y desapegando cualquier juicio sobre sí y sobre el otro.
Somos criaturas de Dios y la mediumnidad es un don, un sexto sentido.
Así como ver, escuchar, sentir, oler y saborear nos dan sentido a la vida material, la mediumnidad nos da sentido a la vida espiritual.
Vivimos la transformación gradual del hombre y del planeta. A través de los tiempos tomamos conciencia de nuestra potencialidad.
Elegimos la música que escuchamos, el paisaje que vemos, lo que tocamos, los alimentos que aguzan nuestro paladar y los aromas que nos embriagan.
Debemos ahora aprender a usar nuestro sexto sentido. Aprender a sintonizarnos con los espíritus de luz, para una mediumnidad productiva, recibiendo sus instrucciones y trabajando junto a ellos. Auxiliando a los espíritus que aún no han comprendido que el sufrimiento no es castigo de Dios y que somos responsables por nuestras elecciones y por la realidad que creamos a nuestro alrededor. La mediumnidad debe servir para liberar y no para aprisionar en cárcel construida con el prejuicio.
Vivimos hoy un período de despertar. Hemos de aprender a elegir nuestra sintonía vibratoria, desarrollar nuestro sexto sentido y nuestras comunicaciones con los espíritus. Acoger en nuestro corazón el amor que nos prodigan, compartiéndolo con aquellos que aún se encuentran tan carentes.
¡Vivir la mediumnidad sin culpa!

Namasté

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