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GENTE COMO NOSOTROS

GENTE COMO NOSOTROS
Publicado dia 5/4/2015 10:47:30 AM em STUM WORLD

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por Maísa Intelisano - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

Cada uno sabe el dolor y la delicia de ser lo que es. - Caetano Veloso en la canción Don de iludir

Una sociedad que no es capaz de considerar e incluir las limitaciones de sus ciudadanos es una sociedad cruel e injusta. Una sociedad enferma, que, ciega a su propia enfermedad, elige a quienes favorecer o privilegiar, con base en criterios casi siempre perversos y mezquinos.
No se trata de legislar, sino de cambiar posturas. Las leyes prohíben u obligan, pero no siempre conciencian. Y las leyes sólo son necesarias cuando algunos se creen mejores que otros o donde existen ciudadanos dispuestos a pervertir el bien mayor, colectivo, en favor de sus propios intereses individuales.

Si alguien no practica una acción porque está prohibida por la ley, o sólo la practica porque la ley lo determina, por miedo a ser multado, incriminado o incluso sólo criticado, no está pensando en la postura que la ley propone y defiende, sino únicamente en sí mismo, abogando por causa propia. La ley compele de fuera hacia dentro, mientras que la postura brota naturalmente de dentro a fuera, sin que sea necesaria cualquier forma de apremio.
Hacer justicia no es lo mismo que practicar la igualdad. Ésta sólo es justa en una sociedad donde todos los ciudadanos son iguales. Y bien sabemos que eso no existe. De nada sirve dar oportunidades iguales a ciudadanos muy distintos en necesidades y capacidades, ciudadanos diferentes por naturaleza y no por elección.

Los enfermos mentales y los pacientes psiquiátricos son ciudadanos diferentes en necesidades, con las limitaciones propias de su condición. Ciudadanos que no han elegido ser como son, o lo que son, pero que lo son de todas formas. Ciudadanos que el prejuicio convierte en marginales, tratándolos con desconfianza e impidiéndoles muchas veces estudiar, trabajar, producir y constituirse como personas y ciudadanos de verdad. Ciudadanos a quienes se pretende exigir los mismos deberes sin ofrecerles los mismos derechos y oportunidades.
Así como no es posible exigir a una persona en silla de ruedas que trabaje y produzca de modo a obtener la satisfacción de sus propias necesidades básicas sin ofrecerle condiciones mínimas de locomoción para llevar a cabo su trabajo, tampoco es posible exigir a un paciente psiquiátrico que trabaje y produzca sin contemplarlo y validarlo tal como es, considerando sus limitaciones y sus características emocionales y conductuales propias. Lo mismo que el usuario de silla de ruedas necesita condiciones especiales para desplazarse, el paciente psiquiátrico necesita parámetros especiales de resiliencia e inteligencia emocional para crear, trabajar y producir. No se trata de traer el paciente psiquiátrico a nuestra 'realidad', sino de llevar nuestra 'realidad' al encuentro de la que él experimenta.

El día a día de un paciente psiquiátrico ya es bastante exigente por sí sólo, obligándolo a un desgaste constante al lidiar con los altibajos de su condición, los efectos colaterales de los medicamentos que necesita tomar, las limitaciones que su condición le impone. Y no es justo que a esto también se añadan prejuicios, marginación, vergüenza, miedo o cualquier otra cosa que pueda agravar todavía más su situación.
Es preciso entender que el paciente psiquiátrico no tiene mal carácter, ni es indolente ni perverso: él sólo tiene un funcionamiento interno diferente de la mayoría de las demás personas. Él no es insensible ni está desprovisto de inteligencia emocional: sólo que funciona en un contexto propio de emociones y pensamientos que, cuando son comprendidos y validados por los que están a su alrededor, se vuelven perfectamente administrables. Sin embargo, al intentar inserirse en una sociedad a menudo mezquina e individualista, ese paciente aun se ve obligado a lidiar con los prejuicios y el miedo de las otras personas, que sin comprender lo que le ocurre, prefieren rechazarlo y aislarlo, reduciéndolo a un 'ciudadano de segunda categoría', lo cual le hace sentirse incapaz e inferior, causándole aún más sufrimiento y enfermedad y, por tanto, agravando su condición médica.

Esas personas, esos ciudadanos distintos, los pacientes psiquiátricos, son seres humanos heroicos, dotados de una fuerza interna impresionante, capaces de reinventarse y superarse todos los días para dar cuenta de vivir y circular en nuestra sociedad, hecha para gente 'normal'. Y nosotros, los considerados 'normales', tenemos mucho que aprender de ellos si permitimos que convivan con nosotros como pueden, aceptándolos tal como son, dejando que se muestren sin miedo o vergüenza, amándolos y respetándolos por lo que son: SERES HUMANOS.

por WebMaster

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