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¿De qué huyes tú?

por Sergio Scabia

Traducción de Teresa - [email protected]

Hemos pasado por la fatídica fecha de 21 de diciembre de 2012 sin contratiempos o trastornos; todas las profecías que nos hablaban de catástrofes de todo tipo han quedado obsoletas y la vida continúa aparentemente como antes: tenemos que trabajar o estudiar (a menudo ambas cosas a la vez), atender a la salud, a la educación de los hijos y a todas las tareas que atañen a nuestro paso por el planeta azul. Las condiciones actuales dejan mucho que desear. Violencia, corrupción, contaminación, injusticia social, intolerancia, miedo. Quienes viven en la gran ciudad y están en condiciones de viajar, anhelan desesperadamente que llegue pronto el fin de semana para poder al fin disfrutar de un merecido descanso en la playa - o en el campo - con su familia. ¿descanso?
Huir de la ciudad se ha convertido casi siempre en una tarea de las más estresantes y fatigosas, pues la cantidad de seres humanos que se enfrentan a la carretera es cada vez mayor y donde quiera que vayan encontrarán atascos, dificultades para aparcar, playas atiborradas, precios abusivos, basura acumulada y a menudo condiciones atmosféricas nada animadoras, sin contar los muchos accidentes de tráfico y sus consecuencias funestas. Un verdadero infierno.

¿Qué es lo que provoca este éxodo casi incontrolable, esta locura colectiva que resulta frecuentemente en frustración completa? ¿Por qué dejamos nuestro hogar, que debería ser nuestro santuario y permanecemos hora tras hora prisioneros con el motor encendido en medio de un atasco, bajo el sol inclemente.? Estamos huyendo ¿de qué? ¿De qué vale escapar de un lugar a otro si arrastramos con nosotros nuestro vacío interior, la angustia, la soledad, aunque vayamos acompañados?
Probablemente estamos intentando huir de nosotros mismos, prisioneros de un trabajo que no es "el nuestro", que tiene por objeto exclusivamente los valores materiales, que no aporta alegría o conocimiento real a nuestra existencia, el alma que ha quedado olvidada, abandonada en un pequeño cajón de nuestra existencia, sólo recordada cuando de la pérdida de un ser querido, de una enfermedad más grave o de un accidente aparentemente "casual" que nos saca de la circulación durante algún tiempo, obligados a interrumpir el ritmo alocado y despistado que manteníamos, sin siquiera cuestionar la validez, la ética y la honradez de nuestra acción y la integridad de la empresa.

Quizá estemos huyendo de nuestro centro, ese que permanece siempre conectado a la Fuente, aunque quede relegado a un rinconcito oscuro en medio del pecho, a la altura del corazón.
Demasiadas cosas que hacer con el fin de mantener el estatus, de adquirir objetos que utilizamos, el coche que conducimos, el teléfono móvil súper inteligente que sabe contestar a nuestras preguntas, aunque sea en inglés. O para hacer aquel viaje tan anhelado al exterior, del cual volvemos llenos de mercancías "a la última", con la tarjeta de crédito echando humo, repletos de imágenes exóticas para impresionar y matar de envidia a nuestros contertulios del facebook.
La vida ¿se reduce a eso?
Todo esto es superfluo, pasajero, no trae la completitud, o aquella profunda, sagrada sensación de felicidad. Lo cierto es que quizá sirva para mostrar a quien lo vea que tenemos necesidad de ayuda, de transformación interior, de expandir la conciencia, de despertar en fin del sueño profundo en que estamos inmersos sin saberlo.
Yo ya viví así, adormecido y alejado de la "verdad verdadera" durante casi la mitad de mi vida, condicionado fuertemente por valores que no me pertenecían, pero que aceptaba como si no supiese que soy yo el único dueño de mi vida, de mi destino. Fui obligado a cambiar por el dolor, por la enfermedad. a pesar de todo, no tiene por qué ser así, es normal y necesario; todos deberán salir de la ilusión y hacer de su propia vida, como mínimo, algo que valga la pena, recordando siempre que podemos hacer de ella una magnífica obra de arte. Todos recibirán ayuda para ello.

La Transición planetaria está avanzando puntualmente con su raíz de energía cristalina posicionándose muy cerca de nosotros, en la frontera sur entre Chile y Argentina, y llegará a alcanzar su fuerza máxima en la última semana de este mes de febrero.

Quienes ya perciben el flujo de esta energía que va llegando se encuentran como en compás de espera, serenos y pacientes, relajando y meditando con frecuencia, evitando tareas fatigosas o complejas, esperando a que la energía se estabilice por completo y comience su actuación bien definida, dando así comienzo de facto al Nuevo Ciclo planetario.

Muchos han aprendido - o están aprendiendo - a navegar en la quinta dimensión, donde tiempo y espacio dejan de existir y la información recorre todos los rincones del Universo.

Con Internet llevando el mensaje de Luz instantáneamente a todos los interesados, la expansión de la conciencia se hace cada vez más alcanzable, basta quererlo, siendo suficiente un simple acto de nuestra voluntad, amparada suavemente por la vibración sutil de la energía que está a punto de desbordarse hecha un volcán, derramando Luz, Amor y confortación.

La información preciosísima tiene un nombre y está disponible a distancia con un solo clic de ratón. Canalizado por la Era de Cristal, proveniente de la "Consciencia", comentado por los Hermanos amorosos de las Pléyades, está a mano el manual para vivir conforme a los principios del Nuevo Ciclo. Me refiero al Códex. Las Leyes Universales que libertan, amparan, esclarecen, que piden que se perdone, que se lidie con la energía de manera inteligente y consciente, que, al ser incorporadas a nuestros valores transforman, iluminan, dan sentido a nuestra existencia, tal como ha ocurrido con la divulgación de "Las Cartas de Cristo". Procura leer, comprender, formar grupos de estudio, profundizar en el conocimiento de estos dos pilares de sabiduría libertadores y profundos, que nos rescatan de todo aquello que durante siglos ha limitado nuestra comprensión de los hechos de la vida, manipulando y embotando nuestra real esencia, aplastando nuestro potencial infinito y ocultando nuestro divino linaje.
Sé tú también un Mensajero de Luz, un Buscador de la Verdad, o incluso un fanal de Luz que ilumine el recorrido de los que están fuera de ruta, nuestros Hermanos y Hermanas con quienes, cumplida nuestra misión volveremos en júbilo a la Fuente.
Por fin.

Puede bajar tu versión del Códex pinchando sobre el idioma elegido: espanhol, português, italiano

Namastê (El Dios que existe en mí saluda al Dios que habita en Ti).

Agradezco aquí a los queridos y pacientes Guías y a toda la pandilla que permite que este Website exista: Rodolfo, Sandra, Teresa, Marcos, Anderson, Ian, Lidiane. ¡y Tú!


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sergio
Sergio Scabia é co-fundador do Site Somos Todos UM
Email: [email protected] Visit the author's website



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